Enrique VIII se mantenía fiel a la iglesia católica pero su petición para que se anulara su matrimonio, el sentimiento nacionalista y el deseo de cardenales y obispos por liberarse de la autoridad papal precipitaron la separación.
El papa excomulga al rey y con el Acta de Supremacía el Parlamento proclamo al rey y sus sucesores jefes supremos de la iglesia en Inglaterra.
La nueva Iglesia conservo dogmas y cultos, abolió el celibato del clero, se apodero de bienes de la comunidad religiosa.
Bajo el reinado de Isabel I se dio la organización definitiva a la iglesia anglicana. Conservaron la jerarquía, los sacramentos, la misa y muchos ritos. Por ser la religión oficial persiguieron a luteranos, calvinistas y católicos.
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